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Robert Capa, ‘Death in the making’


Nueva York, Covici-Friede, 1938

Death in the Making, el primero de los libros de Robert Capa, se publicó en plena Guerra Civil española.

Capa era, en realidad, el pseudónimo que usaban André Ernö Friedmann y su novia Gerta Pohorylle, más conocida como Gerda Taro. Ambos eran fotógrafos, y solían presentar las imágenes que enviaban a periódicos y revistas con el pseudónimo común de Robert Capa. Sin embargo, Gerda falleció en un accidente cuando apenas había pasado un año del estallido de la guerra, y fue André quien heredó el personaje de Capa como identidad fotográfica. A partir de este personaje se generó uno los mitos del fotoperiodismo del siglo XX.

El fotógrafo Robert Capa 1913-1954

En la guerra de España se daban por primera vez todas las circunstancias para el desarrollo del fotoperiodismo en el sentido moderno del término: la existencia de cámaras ligeras como la Leica, y los periódicos ilustrados capaces de reproducir fotografías en grandes tiradas. Esto hizo de la guerra de 1936 uno de los primeros conflictos sistemáticamente retratados y masivamente reproducidos de la historia.

Death in the Making se podría considerar como una prolongación o una síntesis de los reportajes que Capa solía publicar en revistas (y de hecho, muchas de sus fotografías habían aparecido antes en prensa). El libro era una antología de imágenes que plantea una narración de la guerra, no desde un punto de vista objetivo y abstracto, sino en base a las vivencias personales de Capa, que narra el texto en primera persona y aparece como autor de las imágenes junto a Gerda Taro, «que pasó un año en el frente español, y allí quedó», según dice la dedicatoria.

Muerte de un miliciano. Imagen Robert Capa. 5 septiembre 1936

Martin Parr y Gerry Badger consideran Death in the Making como un «diario» de guerra. Este carácter autobiográfico viene dado por el criterio de los capítulos, que no es cronológico ni temático, sino una mezcla de ambas cosas. Todo comienza con la llegada del fotógrafo a Barcelona el 5 de agosto de 1936, y continúa con diferentes aspectos de la guerra: el nacimiento del Ejército Popular de la República, el asedio de Madrid y Bilbao, la guerra en Andalucía, el papel de los católicos republicanos en el País Vasco, la mujer en la guerra… Es decir: una sucesión de temas y lugares diversos sin un orden claro, de los que se desprende una visión optimista y algo ingenua del conflicto. Un marco en el que la efectividad de la narración resulta más importante que la documentación en sentido estricto (por ejemplo, el ya mencionado Whelan ha mostrado cómo las fotografías que los pies de foto del libro sitúan en Málaga fueron realizadas, en realidad, en Cerro Muriano).

Death in the Making puede leerse como un «diario», pero también es un libro de propaganda escrito en plena guerra. «Lo peor ha pasado ya…», dice Capa al hablar de la defensa de Madrid un año antes del fin del conflicto. Con toda la ingenuidad que le da este punto de vista, Death in the Making constituye no sólo un documento excepcional sobre la guerra de España, sino una de las obras fundamentales de Capa, que como autor nunca trabajó con copias únicas al modo de los fotógrafos artísticos, sino que se desenvolvió en la lógica de consumo masivo y efímero propia del fotoperiodismo, del cual este libro era una prolongación natural. Lo propio de esta «lógica» es el empleo de los medios impresos (periódicos, revistas o libros), en los que las fotografías no funcionan como imágenes aisladas, sino como secuencias unidas a un texto y realizadas en colaboración con otros autores. En el caso de Death in the Making, el editor, Covici-Friede; Jay Allen, un célebre periodista que firma el prefacio; y el fotógrafo André Kertesz, que aparece como responsable del diseño.

Portada de Death in the making, publicación que forma parte de la colección del Museo Universidad de Navarra

El ejemplar del libro que posee el Museo Universidad de Navarra tiene un especial interés, pues probablemente es una copia de trabajo del editor. Una nota manuscrita indica que fue entregado por el autor del prefacio, Jay Allen, a Covici Friede, el editor, y un sello precisa la fecha: 25 de enero de 1938. Y a diferencia de la edición final (con tapa dura y la sobrecubierta ocupada en su mayor parte por el Miliciano herido), se trata de un ejemplar en tapa blanda y sin camisa, con un diseño semejante al de la sobrecubierta definitiva.

Javier Ortiz-Echagüe

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