El pasado 24 de marzo teníamos previsto celebrar una de las sesiones de cine que más expectación había despertado esta temporada: un pase especial de Zumiriki, la última película de Oskar Alegría que viene cosechando premios y excelentes críticas en el circuito internacional de festivales, seguida de un coloquio entre su autor y Efrén Cuevas, profesor de la Facultad de Comunicación Audiovisual.
La mayor parte del generoso aforo del Teatro del Museo estaba ya vendida cuando nos alcanzó la ola de cierres y confinamientos. No obstante, la sesión se mantiene como aplazada, y en próximas semanas anunciaremos la nueva fecha de proyección, que será dentro de la programación de Otoño del Museo que ya estamos preparando y que pronto daremos a conocer. Quedarán todavía unas pocas plazas si alguien estuviera interesado en hacerse con entradas para la sesión cuando esta sea anunciada, pero sobre todo debemos agradecer la confianza de nuestros espectadores que, en su inmensa mayoría, han preferido mantener su entrada en vez de pedir la devolución que ofrecimos.
Como anticipo de esa sesión con Oskar Alegría, aquí os dejamos extractos de dos excelentes críticas de Zumiriki, publicadas en sendos medios internacionales.
(…) Et puis, il y a les films inattendus parce que leur tournage relève d’une aventure unique, foncièrement singulière. C’est le cas de l’excellent Zumiriki de l’Espagnol Oskar Alegria. Pour réaliser son film, celui-ci s’est construit une cabane dans un coin isolé du Pays basque, près d’une rivière et face à une île engloutie dont ne dépassent plus que quelques arbres. Le lieu n’est pas choisi au hasard, c’est un territoire lié à sa famille, qu’il connaît depuis l’enfance. En passant quatre mois isolé dans sa tanière, il effectue donc un voyage dans sa propre mémoire, vers ses origines, autant qu’une exploration géographique, botanique et zoologique. Le tournage se confond avec l’expérience physique, scientifique et artistique entreprise par ce cinéaste qui déborde d’idées, si bien que le film oscille joyeusement entre le journal intime et le documentaire animalier, entre le land art et le scoutisme poétique. Inutile de préciser que cet essai un peu fou et foutraque nous stimule bien plus que tant de films ronds et clinquants que les festivals enfilent comme des perles. (Marcos Uzal, Libération)
Artículo completo: https://next.liberation.fr/cinema/2019/09/08/a-venise-des-sections-paralleles-tres-calibrees_1750042
(…) Y luego están esas películas inesperadas porque su rodaje forma parte de una aventura única, intrínsecamente singular. Este es el caso de la excelente Zumiriki, del español Oskar Alegría. Para realizar su película, el director se construyó una cabaña en un rincón aislado del País Vasco, cerca de un río y con vistas a una isla sumergida de la que apenas asoman unos pocos árboles. El lugar no es fruto de una elección dejada al azar, se trata de un terreno vinculado a su familia, un entorno que conoce desde su infancia. A lo largo de los cuatro meses que dura el aislamiento en su guarida, realiza un viaje al interior de su propia memoria, hacia sus orígenes, al tiempo que lleva a cabo una exploración geográfica, botánica y zoológica. El rodaje se funde con la experiencia física, científica y artística emprendida por este cineasta de creatividad desbordante, mientras la cinta se mece alegremente entre el diario íntimo y el escoutismo naturalista, entre el “land art” y la exploración poética. Obvia decir, que este ensayo algo alocado y despreocupado nos estimula mucho más que tantas películas redondas y rutilantes que los festivales enhebran como perlas.
Artículo completo: https://next.liberation.fr/cinema/2019/09/08/a-venise-des-sections-paralleles-tres-calibrees_1750042
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Forse bisogna essere degli anacoreti, si diceva l’altro giorno in una conversazione tutt’altro che tangenziale. L’eremitaggio è un po’ come la clausura, il suo specchio. Fuori e dentro l’architettura, sono estreme modalità di resistenza rispetto al conformismo delle forme, degli habitat, delle pratiche sociali. Oskar Alegria sarebbe d’accordo, vista la sua decisione di filmare e raccontare i suoi quattro mesi vissuti “da monaco”, in una piccola cabina montata nella solitudine di un bosco. Non in un posto qualsiasi, ignoto e sperduto, ma “a casa”…
Quizás haya que ser un anacoreta, se escuchaba el otro día en una conversación en absoluto tangencial. El retiro es casi como la clausura, es su espejo. En arquitectura, interior y exterior son las formas extremas de resistencia frente al conformismo de la forma, de los hábitats, de las prácticas sociales. Oscar Alegría estaría de acuerdo, en vista de su decisión de filmar y narrar los cuatro meses vividos “monacalmente”, en una pequeña cabaña erigida en la soledad de un bosque. No en un lugar cualquiera, ignoto y perdido, sino “en casa”…
Zumiriki in lingua basca significa “isola in mezzo al fiume”. E difatti il bosco si affaccia su una gola del fiume Arga, in Navarra, non molto distante da Pamplona, lì dove un tempo sorgeva un’isola, ormai sommersa dalle acque che si sono accumulate dopo la costruzione di una diga. Sono i luoghi in cui Alegria è nato e cresciuto, da quelle parti c’è la casa dei suoi genitori, quell’isola affondata è/era nella loro proprietà. In che tempo si declinano le cose che stanno sotto, invisibili, eppure ancora reali e presenti? Ma quelli sono anche i luoghi di un altro strano eremita, Francisco Albistur Albistur, un personaggio quasi mitologico, una specie di fantasma che ha vissuto per oltre quarant’anni nel più completo isolamento, pascolando le sue vacche, nascondendosi alla vista dei curiosi, accontentandosi della conversazione a distanza, da una sponda all’altra, con una sola persona, lo zio di Oskar. Alla morte di Francisco, tutte le vacche sono state mandate al macello. Ma una no, è riuscita a scappare e a far perdere le proprie tracce nel bosco. È possibile ritrovarla, filmarla?
Zumiriki en lengua vasca significa “isla en medio del río”. Y, de hecho, el bosque se encuentra frente a una garganta del río Arga, en Navarra, no lejos de Pamplona, en un lugar en el que una vez hubo una isla, hoy sumergida por las aguas que se acumularon tras la construcción de una presa. Este es/era el lugar donde nació y creció Alegría, allí está/estaba la casa de sus padres, en esa isla hoy sumergida se encontraba su propiedad. ¿En qué momento se encogen las cosas que están debajo hasta hacerse invisibles, y aún así permanecen reales y presentes? Pero esos son también los lugares de otro extraño eremita, Francisco Albistur Albistur, un personaje casi mitológico, una especie de fantasma que vivió durante más de cuarenta años en el más absoluto aislamiento, acompañando el pasto de sus vacas, escondiéndose de la vista de los extraños, contentándose con la conversación distante, de banco a banco, con el tío de Oskar. Cuando murió Francisco, todas las vacas fueron enviadas al matadero. Solo una consiguió escapar y sus huellas se perdieron en el bosque. ¿Es posible encontrarla, filmarla?
Zumiriki è un film di attese e di inazioni. Va verso la deriva e sembra quasi disintegrare ogni struttura. Eppure è attraversato da mille atti e idee, che sono svolte, punti di un tracciato topografico, stratificazioni riemerse dalla memoria e dalla terra. È un film piccolo, artigianale, che si distende nel racconto lento del suo processo di(auto)produzione. Ma ha anche la libertà selvaggia della poesia, gioca con il senso delle cose e del cinema, recupera film e pensieri di un altro tempo e crea, così, un tempo ulteriore. Magari un decennio, magari una vita intera. Sono come le pagine sparse di un infinito diario di viaggio e di naufragio. Per forza di cose, prima o poi una pagina si strappa o si perde. Mentre il messaggio in bottiglia si arena comunque. È un’ellissi, ma anche il vuoto che crea la possibilità dell’integrità del racconto. Alegria sogna di trattenere tutto, sfiora l’ebbrezza di un film infinito. Ma sa benissimo che, a un certo punto, occorre lasciarsi andare e lasciar andare. Cos’altro è il cinema? (Aldo Spiniello, Sentieri selvaggi)
Zumiriki es una película de espera e inacción. Discurre a la deriva y parece casi desintegrar cada estructura. Sin embargo, está balizada por miles de actos y de ideas, que viran, puntos del mallado en un trazado topográfico, estratos resurgidos de la memoria y de la propia tierra. Se trata de una película pequeña y artesanal, que se despliega al ritmo lento del recuento de su propio proceso de (auto)producción. Pero también goza de la salvaje libertad de la poesía, juega con el sentido de las cosas y del cine, recupera películas y pensamientos de un tiempo diferente para, al hacerlo, crear un tiempo ulterior. Tal vez una década, tal vez toda una vida. Son como las páginas dispersas de un diario infinito de viajes y naufragios. Inevitablemente, tarde o temprano, una página se rompe o se pierde. Mientras el mensaje en la botella encalla siempre en la arena. Es una elipse, pero también el vacío que crea la posibilidad de integridad del relato. Alegría sueña con retenerlo todo, acaricia la embriaguez de una película infinita. Bien sabe él que, en un momento determinado, es preciso dejarse ir, dejar ir. ¿Acaso el cine es otra cosa?
Artículo completo: https://www.sentieriselvaggi.it/venezia76-zumiriki-di-oskar-alegria/
Me gustaría saber si todavía se puede comprar alguna entrada porque estoy muy interesada en verla.
Un saludo y gracias¡